Como hemos comentado al
inicio de este capítulo, las células que más han aportado al conocimiento del
envejecimiento in vivo e in vitro han sido los
fibroblastos y sabemos que los fibroblastos tienen establecido un número
determinado de divisiones mitóticas. Además si se congelan en nitrógeno líquido
diversos cultivos de fibroblastos en diferentes etapas de sus ciclos
proliferativos (tras 10, 20, 30 y 40 divisiones), y se dejan pasar varios años,
una vez se produce la revitalización de las células estas tendrán,
respectivamente, nuevos ciclos (de 40, 30, 20 y 10 divisiones) hasta su
apoptosis. Es decir la suma de divisiones antes y después de la congelación es
de 50. La muerte celular no suele ocurrir inmediatamente después de la última
división mitótica, por el contrario, una célula puede permanecer durante largos
períodos de tiempo en la última interfase antes de entrar en apoptosis. Este
estado sería una especie de pseudo-quiescencia previa a la muerte celular que
se denomina “senescencia celular replicativa”. Estas células no pueden
sintetizar ADN (no entran en fase S) y están definitivamente paradas en la fase
G1, aspecto que las distingue de las verdaderas células
quiescentes.
Para
determinar que el reloj mitótico (límite de Hayflick) está en el núcleo se
prepararon fibroblastos a los cuales se les extrajo el núcleo tras el
tratamiento con citocalasina B. Se obtienen, de esta manera, células anucleadas
(citoplastos) que pueden vivir varios días. Si en ese tiempo introducimos el
núcleo de otra célula este citoplasto con el núcleo cedido vuelve a su
actividad celular. De esta manera transfiriendo núcleos jóvenes a citoplastos
viejos y núcleos viejos a citoplastos jóvenes se determinó que el reloj
mitótico se encontraba en el núcleo.
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